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Santísima muerte madre mía protectora…Dios y Señor mío, espíritu supremo. De rodillas ante ustedes, suplico que por intercesión de mis seres queridos que tanto me amaron en vida, formen a mí alrededor un poderoso protector contra la envidia, la maldad y la venganza de mis enemigos o competidores.
Sea que trabaje, me vele, me rece, use mis fotografías, cabellos o prendas. Levante mesa de noche o de día. En el campo, bajo techo, en iglesia o cementerio… que nada pueda contra mí.
¡Que salga el mal y entre el bien!, tal y como entró Nuestro Señor, tu hijo, en la ciudad santa de Jerusalén.
Toda onda negativa lanzada contra mi vida, mi hogar o mi trabajo, contra mi tranquilidad, mi dinero, la salud o la vida de mi pareja o de mis hijos ¡Que se vuelva contra quien la lanzó!
Y te pide mi Santa madre que perdones a los malvados por sus negros pensamientos. Así será siempre. Amen
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